Cogí el móvil pero no me marcaba ni una sola barra. Encendí el ordenador para ver si tenía Internet pero tampoco había.
- ¿Qué? Esto es imposible. Tengo el módem aquí al lado...
Las ventanas golpeaban mis cristales. Hacía mucho viento. Fui a cerrarlas y vi que fuera había una gran tormenta torrencial.
- No puede ser... Pero si hace cinco minutos hacía un Sol que se caían las moscas. Algo raro está pasando aquí y no me gusta nada.
Me volví a tumbar en la cama con mi Ipod, ya que al parecer con él sería con el único que puedo escuchar música al menos por el momento.
- ¡No tiene batería! ¡Pero si lo he cargado esta misma tarde!
De repente las luces empezaron a parpadear rápidamente y los truenos junto con los rayos empezaron a aparecer. Yo me estaba asustando. Pensé que lo mejor era bajar al salón con mis padres y mi hermano para pasar junto a ellos ese momento y tranquilizarme.
- ¿Papá? ¿Mamá? -dije.
No contestaba nadie.
- ¿Diego? ¿Hay alguien?
Seguía sin haber respuesta alguna. Quizás se habrían marchado a dar una vuelta pero, ¿sin decirme que si quería ir con ellos?, no creo. Además está lloviendo.
- Voy a esperar a que vuelvan aquí viendo alguna peli...
Encendí la televisión. No había señal.
- Mierda. La tormenta ha roto la antena.
Cogí el teléfono para llamar a mis padres haber dónde estaban pero no había línea.
- ¿Pero se puede saber qué está pasando aquí?
Alguien tocó el timbre. Fui a mirar por la mirilla para ver quién era. No se le veía la cara a esa persona... Llevaba un poncho negro para la lluvia y la cabeza baja. Iba muy encorvada y no paraba de tocar el timbre. Yo seguía mirando para ver si por una casualidad levantaba la cabeza y le podía ver el rostro. De repente gritó tan fuerte que me taladró los oídos. Los rayos y truenos aumentaron su ruido y esa persona levanto la cabeza. Era el rostro más terrorífico y putrefacto que podáis ver en vuestras vidas. Grité.
Cerré los ojos lo más fuerte posible y me tapé los oídos. Subí a mi habitación, me encerré en ella y gritaba que todo eso parase ya.
- Sandra cariño, ¿qué te pasa?
Abrí los ojos, era mi madre.
- ¡Mamá! ¡Por fin todo ha pasado!
- ¿De qué hablas hija?
- De todo lo que ha pasado mamá... Ha empezado una tormenta torrencial de repente y... Y no había cobertura ni Internet, tampoco había señal en la televisión ni línea telefónica. Vosotros no estabais en el salón y todo se tornó oscuro y ruidoso. Alguien llamó al timbre y era una persona putrefacta y oscura...
- Sandra cariño, estás cansada, habrá sido una pesadilla. Tranquila.
- No mamá, no era un sueño, lo juro. He bajado y todo.
- No, Sandra. Has estado aquí todo el rato.
- Pero mamá tienes que creerme...
- Sandra, descansa.
Mi madre salió de la habitación y me quedé sola. ¿Cómo que era todo una pesadilla? Era real...
- ¿Pero qué...?
Miré el Ipod por su parte trasera. Tenía algo grabado. Una palabra: "Volveré".